19.2.12

Muros

La oscuridad de los gritos llegó a mis oídos

en numerosas noches.

Con la indiferencia masiva sellaron mi boca.

Mis comentarios son objeto de incomprensión o rechazo.

Me refugio aquí como si estuviese exiliado.

Cambiarme es matarme un poco,

soy todo así

y mi ser no se negocia.

Entendí y sentí la inflexibilidad del mundo,

ahora, o en algún presente, apreciaran mi rigidez.

Mis caídas son producto de lo impredecible del suelo,

de su inestabilidad y sus frenéticas sacudidas.

Con el tiempo podré superar toda sorpresa.

Cálculos, predicciones en mi cama, intuiciones, bases de datos, proyecciones y regresiones serán mis armas.

Conquistaré la paz de anciano que espero,

del trabajo a la casa y viceversa.

Apuesto mucho de mi tiempo y de mí a la fantasía.

Ya que la gente, la masa,

mucho más que la muchedumbre,

me depredará ahí afuera

y temo.

Pero en el sótano, en la guarida,

son pocas las novedades,

es un ambiente que se adaptó a mí.

Aunque suelo sentir una pesadumbre,

un anquilosamiento,

como si mis piernas y brazos fuesen bloques.

Al terminar la proyección mensual de eventos y de frases a decir,

confieso intenté caminar y no pude,

estoy un poco adherido al suelo,

estoy más cómodo con la habitación también.

Puede que

yo me esté amoldando a ella.

Puede ser y creo que es

que me estoy convirtiendo en pared.