29.1.09

guanchin fruncin palito palito

En la casa mediana y modesta de Kuki hay una mesedora de madera barnizada. Jime fantasea balancearse hasta vencerla, caer y reirse a carcajadas en el piso por la idiotez de la hazaña cubriendo los moretones y raspaduras con ambas manos, en varias ocasiones, para que ninguna huella quede sin conmemoración. La mira tanto que la vieja sospecha que la quiere heredar o robar en caso de que se harte de esperar su muerte. Para desalentarla de tan maliciosas intenciones se extiende en los defectos y falencias de esa porqueria, tan pasada de moda, inútil, ocupa lugar no más y junta mugre a lo loco.
bla bla bla yaquiri smaquiri

25.1.09

guanchin fruncin palito

Jimena era increíblemente chismosa. Estaba más cerca del mundo de los muertos que de los vivos. Por un lado, con tanta información era una potencial amenaza para numerosas potenciales víctimas. Por otro, carecía de vida propia, medio parásito, medio marioneta; lo que la convertiría en un títere de gusano verde parchado con retazos.
A dieciséis casas y media vivía Doña Kuki sola como un champignon. Más o ménos de vez en mes Jime, a esta altura de la descripción somos íntimas, cocinaba galletas de limón, naranja, pomélo o las siempre apropiadas pepas y las llevaba en un tupper para tomar mate cuidadosamente cebado por la única amiga de su abuela que no se fue.