8.11.14

Lluvia y llave

La lluvia y la llave
se funden en la espera vacía.

Ceden el paso frente a una lágrima que camina,
ella se tropieza y
todavía no está en verde.

La llave permanece como un agravio en un rincón,
no se oxida.
Desde el omóplato izquierdo,
me raspa el paladar,
mientras la lluvia oprime mi cintura.

La puerta tiene un cartel.
En la puerta dice mujer.

En un charco se ahoga la llave.
Como enjaulada, me quiero ir de mí.
Aunque
puede ser que
mañana salga el sol.

29.9.14

Aridez

Tengo la boca seca
no hay bálsamo, crema o jugo de naranja que ayude.
Tengo la boca seca
y el viento actúa como capa destructora. 
No sangro aún.
Me da asco la idea de un reflejo
o de un calco invertido como muleta. 
El amargo y rancio sabor del conformismo
me produce arcadas.
Prefiero beber mi sangre. 
Talvez.

Ahora brota un líquido amargo
de la pared a mi frente
y de mi frente a mi estomago.
Entiendo tan poco
y pienso tanto.
Como si creyera que el té,
puede lavar y redimir
las inmolaciones.
Como si me olvidara
que la prevención del ahogo
es la calma.
 Que cansador es esto.