22.2.16

Disputa

Hacía calor, las piedras estaban lejos. Ricardo hizo pis a la sombra. Muy cerca de Tomás. También eran celos, es cierto. Claudia sintió el olor más tarde, mientras tomaba limonada en la terraza. Qué pendejo, pensó. Lavó como pudo la tierra, esperando que esto no se le hiciera costumbre. Tomás igual se sentía ultrajado. Al otro día, bien temprano en la mañana, Ricardo se acercó a Tomás. Aunque en realidad, buscaba estar de nuevo en el lugar del delito para traer el recuerdo bien cerca. Tomás aprovechó y le arrojó uno de sus frutos. La idea era golpearlo en la cabeza, no que justo bostece y se coma ese tomatito. Estaba tan rico que Ricardo sintió el placer, luego la culpa por lo de ayer y hasta el miedo de no volver a probar esa delicia. Y así, considerándose afortunado de tener a Tomás como compañero, dejó de molestarlo.