9.11.10

Espiralito

Más que un círculo,
mirado desde y como lo estoy mirando,
es un espiral,
un rulo si se quiere, porque no.
Pero con decir esto no empiezo ni a presentar el problema.
Imaginemos entonces que alguien camina
hacia la panadería,
llevado por un terrible antojo de facturas rellenas de membrillo.
Va con el calzado limpio (lavado anteayer, secado anteayer, recordado hoy)
y de repente desde una baldosa bailarina salta un mugroso liquido.
Adiós lavado adiós
Hola bronca por nimiedades, como estas? te perdí el rastro desde que me baje del ultimo colectivo.
Al regresar con la factura en papel y el papel en bolsa
sumido/a en la reflexión profunda acerca de la inflación
con frases de celebres vecinos y medios de información solidarios con “la gente”.
Pensando en que podría llegar a ser eso de la gente a secas,
evade, claro, la repudiable baldosa danzante,
pero sucede que
había otra de su calaña.
No igual pero similar.
Ahora, un último ejercicio
pensemos que no es una baldosa,
ni son dos,
si no un asunto grave, sorpresivo ingobernable doloroso
pero no hay repetición.
Hay sí un recuerdo capaz de desatar arañazos en las paredes y gritos,
y luego, lógica y temporalmente, está el segundo giro en este espiral.

Más claro, échale agua de baldosa.

2.10.10

Virtudes vicios

Frente a tanta confusión,
cuando mis piernas duelen y no sé de donde vendrá el dolor,
cuando los fantasmas son más que el temblor de la ventana en la habitación,
cuando mi disfraz es tan eficaz
que me cuesta quitármelo,
aunque más me cueste saber que nadie lo ve,
hago una tarta.

Sí, eso tan mundano,
una tarta y de calabaza.
Y es que
es tan incuestionable mi adicción a ellas,
tan suprema mi habilidad,
hasta hago la masa y
si tuviera patio tendría una vaca, haría manteca, sembraría mis calabazas, todo.
Intentaría quizás hasta crear una vaca.
Pero me conformo con ver mis manos hacer algo tangible
y excelente.