5.6.13

Piernas como rayos

05/06/2013
Tu pelo es lacio, y cae como una lamina de lluvia. 
Los rulos te temerían como tantos tibios. No se animan a escalar a tu cabeza. 
Vos vienes con tus piernas como rayos a sacudir el mundo de cada persona. 
Los gordos satisfechos tiemblan y se alejan porque entienden muy poco de la creatividad de la muerte. 
Tal vez tus medias puntas vayan por todo el mundo buscando. 
Eso es bien. 
Rebalso pensando que tu frente y mis labios se van a cruzar en espacios tiempos que no imagino aún.
Que la entropía de aquel sistema permita que tu energía movilice, 
que las trabas sean la pimienta
y que tu estruendosa risa atraviese todos los charcos
para que podamos escucharla todas tus hijas. 

17.2.13

Piecitos

13/02/2013
Es un vacío inmenso.
Difícil de esconder, imposible de comer.
Lo saco a pasear y sentado en mi nuca llega a lavar sus pies en mis ojos.

Confío en que, eventualmente,
el cansancio lo empujará a sentarse en mi hombro.
A esa altura podré mirar su rostro.
Encararlo.

Mientras, chapotea en mis ojos con sus patitas.
Hunde sus manos en mi pelo y me llega hasta los sentimientos.
Juega con mis nervios como si fuera un gato con una bola de lana.
Para aquí, para allá, junta estos, aleja aquellos.

Confío en que, eventualmente,
el cansancio lo empujará a sentarse en mi hombro.
A esa altura podré mirar su rostro.
Encararlo.

Por ahí cuando me encariño se va,
los cazadores actúan así,
los fóbicos también.
Y suelen convivir en la misma persona.

Es un trepador tan habilidoso
que se enrieda en mis tobillos.
Cuando lo pierdo de vista,
de entre letras, sillas, panes, techos
sale y me dice “acá toy”

Confío en que, eventualmente,
el cansancio lo empujará a sentarse en mi hombro.
A esa altura podré mirar su rostro.
Encararlo.
E improvisar.