15.11.09

Las caras de lo irremediable




Tiemblo, por supuesto que tiemblo.
En esa masa que es mi cuerpo
siento el óvalo de dolor debajo de mis pechos.
En esa misma zona se siente también el no-dolor,
eso es, la felicidad, la alegría o el amor intenso.
No siempre me sacude como gelatina,
a veces, antes o después,
soy una muñeca de trapos anudados por dentro y desde fuera.
Pasa, es parte,
pero no puedo más que esto.
Lo irremediable contiene la angustia y el consuelo.

Algunas veces puedo ponerme sonrisas como medias.
Resignarse ante el poder del llanto,
aunque te acorrale en baños semi público
y guíe las miradas hacia tus zapatitos con tacos,
es lo que otras veces elijo,
como una opción sana del intelecto y la emoción.
Como si fueses dos hermanos y uno deja que el otro suba primero al árbol
porque sabe que en el próximo juego le toca a él,
o porque esta conmovido,
o porque sabe que son familia y quiere conservar la unidad.
Lo irremediable contiene la angustia y el consuelo