1.8.16

Como pasan los días, el año


Puede no haber sido trascendental
Tenía miedo, mucho.
Tengo miedos, pequeños y escasos.
Me dan ganas de llorar, pero de la alegría.
Fue tan bueno haber dado ese discurso incoherente, vueltero, 
lejano a todo aquello que se considere elocuente
que hoy me puedo reír recordando aquel nerviosismo.


Gracias por no haber dejado que me arrepienta.
Por no permitir que me eche para atrás.
Por estar detrás en cada caída o tropezón, sosteniendo mi espalda.
Aunque la verdad es que me has traído suerte.
Desde que estamos juntos abundan los colores, las flores, los juegos y todo lo bello.

22.2.16

Disputa

Hacía calor, las piedras estaban lejos. Ricardo hizo pis a la sombra. Muy cerca de Tomás. También eran celos, es cierto. Claudia sintió el olor más tarde, mientras tomaba limonada en la terraza. Qué pendejo, pensó. Lavó como pudo la tierra, esperando que esto no se le hiciera costumbre. Tomás igual se sentía ultrajado. Al otro día, bien temprano en la mañana, Ricardo se acercó a Tomás. Aunque en realidad, buscaba estar de nuevo en el lugar del delito para traer el recuerdo bien cerca. Tomás aprovechó y le arrojó uno de sus frutos. La idea era golpearlo en la cabeza, no que justo bostece y se coma ese tomatito. Estaba tan rico que Ricardo sintió el placer, luego la culpa por lo de ayer y hasta el miedo de no volver a probar esa delicia. Y así, considerándose afortunado de tener a Tomás como compañero, dejó de molestarlo.

21.6.15

Vaivénes

Que cuerpo increíble,
capaz de mutar así,
capaz de gobernar y liderar
semejante
transformación.

Como baila el vacío,
golpea con insistencia y ferocidad esa otredad.
A lo lejos las risas,
acaban de llegar en una caja.

Creamos esas uvas saladas
y los gestos se roban todo el sabor de lo que dices.
Incluso en la molestia,
me divierte como suenas.

Una ruptura desencadenó
una seguidilla de innovaciones,
y una gotera de críticas.
Fue una apertura,
un quiebre,
un deslizamiento,
con balanceos,
giros,
confusión
y mareo.

Mareados estamos y escuchamos,
mareados nos queremos mucho,
nos encantamos.
Nos entendemos tan bien…
hasta que nos queremos sincerar.
Deberíamos saber ya, que lo nuestro es jugar a una cosa
y ser seriamente otra.

Los demás tienen que ver,
hacen de espectadores curiosos,
de paparazis, a veces.
Opinan,
elijen,
se sorprenden
y los más cercanos...

Esos ignoran, dudo que sospechen.

En el sur la miel hace tambalear escaleras,
y el miedo cae como un telón.
Me baño con él,
abro grandes los ojos
y el paraguas también.

Voy oscilando entre la fiaca y el stress,
entre lo criminal, lo animal y lo racional.

Un poco se va desaprendiendo eso de sentir cargas
de suponer cadenas en los tobillos.
Igual, entre las persianas que se mueven,
hay espacio para aclaraciones innecesarias.

8.11.14

Lluvia y llave

La lluvia y la llave
se funden en la espera vacía.

Ceden el paso frente a una lágrima que camina,
ella se tropieza y
todavía no está en verde.

La llave permanece como un agravio en un rincón,
no se oxida.
Desde el omóplato izquierdo,
me raspa el paladar,
mientras la lluvia oprime mi cintura.

La puerta tiene un cartel.
En la puerta dice mujer.

En un charco se ahoga la llave.
Como enjaulada, me quiero ir de mí.
Aunque
puede ser que
mañana salga el sol.

29.9.14

Aridez

Tengo la boca seca
no hay bálsamo, crema o jugo de naranja que ayude.
Tengo la boca seca
y el viento actúa como capa destructora. 
No sangro aún.
Me da asco la idea de un reflejo
o de un calco invertido como muleta. 
El amargo y rancio sabor del conformismo
me produce arcadas.
Prefiero beber mi sangre. 
Talvez.

Ahora brota un líquido amargo
de la pared a mi frente
y de mi frente a mi estomago.
Entiendo tan poco
y pienso tanto.
Como si creyera que el té,
puede lavar y redimir
las inmolaciones.
Como si me olvidara
que la prevención del ahogo
es la calma.
 Que cansador es esto.

5.6.13

Piernas como rayos

05/06/2013
Tu pelo es lacio, y cae como una lamina de lluvia. 
Los rulos te temerían como tantos tibios. No se animan a escalar a tu cabeza. 
Vos vienes con tus piernas como rayos a sacudir el mundo de cada persona. 
Los gordos satisfechos tiemblan y se alejan porque entienden muy poco de la creatividad de la muerte. 
Tal vez tus medias puntas vayan por todo el mundo buscando. 
Eso es bien. 
Rebalso pensando que tu frente y mis labios se van a cruzar en espacios tiempos que no imagino aún.
Que la entropía de aquel sistema permita que tu energía movilice, 
que las trabas sean la pimienta
y que tu estruendosa risa atraviese todos los charcos
para que podamos escucharla todas tus hijas. 

17.2.13

Piecitos

13/02/2013
Es un vacío inmenso.
Difícil de esconder, imposible de comer.
Lo saco a pasear y sentado en mi nuca llega a lavar sus pies en mis ojos.

Confío en que, eventualmente,
el cansancio lo empujará a sentarse en mi hombro.
A esa altura podré mirar su rostro.
Encararlo.

Mientras, chapotea en mis ojos con sus patitas.
Hunde sus manos en mi pelo y me llega hasta los sentimientos.
Juega con mis nervios como si fuera un gato con una bola de lana.
Para aquí, para allá, junta estos, aleja aquellos.

Confío en que, eventualmente,
el cansancio lo empujará a sentarse en mi hombro.
A esa altura podré mirar su rostro.
Encararlo.

Por ahí cuando me encariño se va,
los cazadores actúan así,
los fóbicos también.
Y suelen convivir en la misma persona.

Es un trepador tan habilidoso
que se enrieda en mis tobillos.
Cuando lo pierdo de vista,
de entre letras, sillas, panes, techos
sale y me dice “acá toy”

Confío en que, eventualmente,
el cansancio lo empujará a sentarse en mi hombro.
A esa altura podré mirar su rostro.
Encararlo.
E improvisar. 

24.7.12

Desmemoriado de mierda

Fría, vieja, preocupada, estresada tanto
que mi corazón quiere salirse de este cuerpo.
A diferencia de otros, no soy un ser desmemoriado,
lo que me duele del presente es lo que arrastro,
son esas cadenas de huesos, calaveras, promesas y formularios.
Me duelen los hombros de cargar con mentiras de otros.
Me tiemblan las manos cada vez que me pongo a esparcir tu supuesta solidaridad.
Tengo unas arrugas en la frente porque, involuntariamente, alzo las cejas al hablarte para que no te des cuenta lo mucho que te escupiría en la cara.
¡Ay, pero cómo voy a decir eso!
Con bronca, así lo digo
y con doble bronca por todavía no poder decirlo.

Y todavía más.
Quiero ver tu sangre derramada por la ciudad caótica,
que vaya como un tren bala pero indeciso,
adelante, atrás, a un costado, a la diagonal, a la otra.
Y aunque después cicatrices, un poquito de lo que hay debajo de tu piel se tiene que ver.
Es un deber. Debemos ver.

Hoy ardo, mañana quemo; pero de frío y de repente.
Toda la apatía, el silencio, las caras de nadas y las tardes de sentir que mi sonrisa, mi voz de dulce-bonita-amable se gastan de falsedad se están transformando.
Respiremos un poco, todavía no termina pero tiene fin.