
Tiemblo, por supuesto que tiemblo.
En esa masa que es mi cuerpo
siento el óvalo de dolor debajo de mis pechos.
En esa misma zona se siente también el no-dolor,
eso es, la felicidad, la alegría o el amor intenso.
No siempre me sacude como gelatina,
a veces, antes o después,
soy una muñeca de trapos anudados por dentro y desde fuera.
Pasa, es parte,
pero no puedo más que esto.
Lo irremediable contiene la angustia y el consuelo.
Algunas veces puedo ponerme sonrisas como medias.
Resignarse ante el poder del llanto,
aunque te acorrale en baños semi público
y guíe las miradas hacia tus zapatitos con tacos,
es lo que otras veces elijo,
como una opción sana del intelecto y la emoción.
Como si fueses dos hermanos y uno deja que el otro suba primero al árbol
porque sabe que en el próximo juego le toca a él,
o porque esta conmovido,
o porque sabe que son familia y quiere conservar la unidad.
Lo irremediable contiene la angustia y el consuelo
En esa masa que es mi cuerpo
siento el óvalo de dolor debajo de mis pechos.
En esa misma zona se siente también el no-dolor,
eso es, la felicidad, la alegría o el amor intenso.
No siempre me sacude como gelatina,
a veces, antes o después,
soy una muñeca de trapos anudados por dentro y desde fuera.
Pasa, es parte,
pero no puedo más que esto.
Lo irremediable contiene la angustia y el consuelo.
Algunas veces puedo ponerme sonrisas como medias.
Resignarse ante el poder del llanto,
aunque te acorrale en baños semi público
y guíe las miradas hacia tus zapatitos con tacos,
es lo que otras veces elijo,
como una opción sana del intelecto y la emoción.
Como si fueses dos hermanos y uno deja que el otro suba primero al árbol
porque sabe que en el próximo juego le toca a él,
o porque esta conmovido,
o porque sabe que son familia y quiere conservar la unidad.
Lo irremediable contiene la angustia y el consuelo