27/02/02
Hola, ¿cómo estas?
Espero que mejor que yo,
extraño tu voz.
Y el hecho de saber que
cuando ya no resista más
y se quiebre mi racionalidad
puedo encontrar tus palabras
y (si el día trae unos rayos de sol
y suerte para mí)
tu risa.
Saber que ya no van a haber noches
que justo en los 3 segundos
en los que mis ojos y mis esperanzas
no están juntos buscándote
es justo cuando te robas mis pensamientos,
mis sentimientos,
créeme no importa con quien este
o que este haciendo
porque al ver tus ojos negros
me voy a tu mirada.
Saber que no hay medios
que nos puedan comunicar,
ya estoy cansada de no tener repuesta
y a vos no te importo.
Saber que los kilómetros que nos separan
son de orgullo, son de indiferencia,
son de mis palabras y son de tu mudez.
Saber lo que siempre he sabido
y que no quería saber,
que yo te quiero en vano
es lo que mantiene mi rostro triste
y mi pecho más vacío.
Agradezco ser tan distraída
que por momentos y son bastantes
me olvido de vos
y me concentro en recordar
fechas, horarios, personas.
Hay veces en las que entre medio de las risas
o entre mis puños cerrados con bronca
o entre las frustraciones de que
cada día esta peor y esta muy cerca
o entre los secretos,
te encuentro y tu imagen, tu nombre y tu voz
salen desde la niebla hasta mi dolor.
Esta no es la primera
pero quisiera que sea la última
poesía que te escribo.
Quisiera también dejar de esperanzas
y resignarme de una buena vez por todas
a que vos no sos, ni nunca has sido mío.
Ni aún teniendo tu amor serías mío,
seguirías siendo vos
y yo seguiría siendo yo pero claro más sonriente.
Otra vez estoy hablando
de como serían las cosas
si fueran diferentes
pero no lo son y no lo van a ser tampoco.
Porque estas lejos y lo sé.
Y cuando estabas “cerca” seguías lejos.
Por eso,
Saber lo que siempre he sabido
y que no quería saber,
que yo te quiero en vano,
es lo que mantiene mi rostro triste
y mi pecho más vacío.
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